Disertación dictada el 23 de abril del 2016 en el evento ‘Hablando del Holocausto’ llevado a cabo en el Isabella Boutique Hotel de San Pedro Sula, Honduras.
BASES FILOSÓFICAS
Socialismo – Nacionalismo – Militarismo
Buenos días, les agradezco a todos por venir; es un placer tener su atención en esta ocasión para que discutamos un tema tan relevante para la actualidad. Uno que, sin comprenderlo medianamente, las probabilidades de alcanzar una Honduras pacífica y próspera se verán inevitablemente menoscabadas.
Antes que todo, aclaremos los términos. Por “Nazi”, nos referimos al Partido Nacional Socialista que liderado por Adolfo Hitler llevó a Alemania a la II Guerra Mundial. La palabra “fascismo”, tiene su origen en la palabra latina “fasces” que se refiere a unas 30 varas (1 por cada curia de la Antigua Roma), atadas con una cinta de cuero rojo y formando un cilindro que sujeta un hacha.
Significa poder, principalmente militar, por el haz de las varas “la unión hace la fuerza” y por el hacha “la justicia implacable sobre la vida y la muerte”. Significa el poder de coerción y castigo ostentado por la colectividad y manifestado a través de las autoridades públicas.
Decía Hayek[1]: “Es un error general considerar el nacionalsocialismo como una simple revuelta contra la razón, como un movimiento irracional sin trasfondo intelectual alguno. Si fuera así, el movimiento sería mucho menos peligroso que lo que es. Pero nada más lejos de la verdad ni más engañoso. (….) Desarrollaron su sistema con rigurosa consecuencia, y una vez que se aceptan las premisas iniciales no es posible escapar a su lógica.”
Al final de la conferencia voy a repartirles una hoja con una lista de 6 premisas iniciales sobre las cuales se construye la doctrina fascista.
Las doctrinas que guiaron a los sectores dirigentes de Alemania durante el ascenso del Partido Nazi no se oponían al socialismo en cuanto marxismo, sino a los elementos liberales contenidos en aquél: su internacionalismo y a su democracia.
La doctrina Nacional – Socialista fue la unión de las fuerzas anticapitalistas de la derecha y la izquierda, la fusión del socialismo radical con el conservador, lo que expulsó de Alemania a todo lo que era liberal.
El primer representante de esta tradición probablemente fue el profesor Werner Sombart, un socialista marxista que, en su libro Mercaderes y Héroes (1915), saludó la «guerra alemana» como el conflicto inevitable entre la civilización comercial de Inglaterra y la cultura heroica de Alemania. Sombart, mostró un despreció a lo que él llamaba los “criterios comerciales” del pueblo inglés, que afirmaba había perdido todos sus instintos guerreros.
Para Sombart, las reclamaciones del individuo son siempre consecuencia del espíritu comercial entendido como un afán general por la felicidad individual; la Libertad, Igualdad o Fraternidad eran ideales típicamente comerciales, sin otro fin posible que el de asegurar ciertas ventajas a los individuos.
“Sólo la guerra ha ayudado a los alemanes a recordar que eran realmente un pueblo de soldados, un pueblo cuyas actividades todas, y particularmente las económicas, estaban subordinadas a los fines militares. Hay una vida superior a la vida individual, la vida del pueblo y la vida del Estado, y el cometido del individuo consiste en sacrificarse por esta vida superior.” La guerra es, para Sombart, la consumación del sentido heroico de la vida; el espíritu bélico nacionalista desarrollado en la I Guerra Mundial, y el socialismo marxista, fueron las bases para el desarrollo del pensamiento nazi.
El profesor Johannes Plenge planteaba un conflicto entre las ideas de 1789 y las de 1924, entre el ideal de libertad y el ideal de organización. «Porque, en la esfera de las ideas, Alemania fue el más convencido exponente de todos los sueños socialistas y, en la esfera de la realidad, el más poderoso arquitecto del sistema económico más altamente organizado… La economía de guerra creada en Alemania en 1914 «es la primera realización de una sociedad socialista, y su espíritu, la primera aparición activa, y no sólo reivindicatoria, de un espíritu socialista. Las necesidades de la guerra han establecido la idea socialista en la vida económica alemana, y así la defensa de nuestra nación ha proporcionado a la Humanidad la idea de 1914, la idea de la organización alemana, de la comunidad popular del socialismo nacional.
Así, el profesor Plenge adelanta las ideas que luego servirán para justificar el orden mundial del Hitler «Precisamente desde el punto de vista del socialismo, que es organización, el derecho absoluto de autodeterminación de los pueblos, ¿no es el derecho a la anarquía económica individualista? ¿Estamos dispuestos a otorgar una completa autodeterminación al individuo en la vida económica? Un socialismo consecuente sólo puede conceder derecho de asociación política a un pueblo [Alemania].
REALIDADES DE LA ECONOMÍA NAZI-FASCISTA[2]
“El Estado debe retener la supervisión y todo propietario debe considerarse como designado por el Estado. Es su obligación no usar su propiedad contra los intereses de otros en su misma población. Esta es una materia crucial. El Tercer Reich siempre retendrá su derecho a controlar a los propietarios.” – ADOLF HITLER[3]
“El ciudadano en el Estado Fascista ya no es un individuo egoísta que tiene el derecho anti-social de rebelarse contra ninguna ley de la Colectividad. El Estado Fascista con su concepción corporativa pone a los hombres y sus posibilidades dentro del trabajo productivo e interpreta los deberes que deben cumplir.” – BENITO MUSSOLINI[4]
“Cuando la autoridad se presenta con la apariencia de organización, muestra un encanto tan fascinador que puede convertir las comunidades de gentes libres en Estados totalitarios.” – THE TIMES
EL MITO DEL EMPLEO: Cuando Hitler llego a ser Canciller del Reich, habían seis millones de alemanes desempleados. A penas tres años después, en 1936, había empleo completo.
EL DESEMPLEO EN ALEMANIA NAZI[5]:
- Las mujeres ya no eran contabilizadas en las estadísticas.
- Los desempleados aceptaban el trabajo que les daba el gobierno o eran enviados a campos de concentración.
- Los judíos perdieron su ciudadanía y no fueron contabilizados en las estadísticas oficiales. Tampoco se contabilizó a los pacifistas, o los refugiados.
- Muchos jóvenes salieron del desempleo tras ser reclutados por el ejército nazi.
Las cifras de desempleo en Alemania eran una “Obra maestra de propaganda y una ilusión óptica alcanzada a través de la manipulación estadística.” – TIM MASON
NORMATIVAS ECONÓMICAS DE LA ALEMANIA NAZI[6]:
- Ningún empresario o capitalista puede gastar su dinero para su consumo sino de acuerdo a lo que el gobierno considere adecuado para su rango y posición en el servicio de la nación.
- Todo el dinero “extra” después de los gastos, debe ser depositado en los bancos o
invertido bonos domésticos o en corporaciones con total control accionario del Gobierno.
- Almacenamiento de dinero o notas bancarias es prohibido y se castiga con alta traición.
- No habían importaciones de bienes lujosos del extranjero, aunque la producción doméstica no exista.
- Los viajes solo se permiten para trabajos o misiones del gobierno.
- Solo una cantidad limitada de moneda extranjera se le otorgaba a los alemanes que querían pasar sus vacaciones en Suiza o Italia.
- Las empresas alemanas no podían distribuir utilidades a sus socios. La cantidad de utilidades está estrictamente limitada de acuerdo a una técnica legal altamente complicada.
- Todo el consumo privado está estrictamente limitado por el gobierno, todo el dinero no utilizado debe ser invertido, lo que literalmente significa prestárselo al gobierno.
- El consumidor tiene que pagar precios altos y una empresa es nominalmente rentable. Pero mientras más grandes son las utilidades, más se llenan las arcas del Estado. El gobierno recibe ese dinero ya sea por impuestos o por préstamos.
- Suspendió el estándar de oro.
- Gasto masivo en obras públicas, expansión del crédito, programas de empleos, altísima inversión militar.
- Hostigaba a la empresa privada en cuanto a los precios y decisiones de producción.
- Protegía a la industria de la competencia extranjera.
- Implementó controles de capital.
- Instituyó la planificación familiar forzada.
- Implemento un sistema nacional y socializado de salud y seguro de desempleo.
- Se manejó con amplios déficits presupuestarios.
- Subsidios a la industria automovilística.
- Contratación de un aparato burocrático cada vez más grande
- Todas las empresas debieron cartelizarse.
- La economía ya no podía describirse como una capitalista. Si bien las formas de propiedad privada se preservaron y el gobierno no nacionalizó los medios de producción como en Rusia Soviética; los “dueños” no podrían fijar los precios y el gobierno hacía todas las decisiones esenciales.
- El programa intervencionista nazi era esencial para el rechazo del régimen a la economía de mercado y la asimilación del socialismo en el país.
CONSECUENCIAS DEL INTERVENCIONISMO
ECONÓMICO DEL ESTADO NAZI
PARA FINALES DE 1935[7]:
- Pobreza: Alrededor de la mitad de la fuerza laboral ganaba 18 Reichmarks o menos a la semana. Substancialmente debajo de la línea de la pobreza. Los salarios, se mantuvieron al nivel de 1932.
- Escasez: Los precios de la comida habían subido 8% oficialmente desde 1933; sin embargo, se reportaban incrementos de 33,50% y 150%. Había una crisis de escasez alimenticia. Esto a raíz de la política centralizada de agricultura que eliminó la importación de comida e implementó controles gubernamentales.
- Inflación: Los controles de precios, no eran removidos por razones propagandísticas ya que los mismos se consideraban los precios oficiales. [Huevos, +50%; mantequilla, +40%; papas +75%; la mayoría de las carnes, +50%]
ESTIMULAR LA DEMANDA AGREGADA[8]:
Stephen Roberts “El Estado Nazi se financiaba por préstamos de término corto (90 días) de hasta 15 mil millones de Reichmarks para finales de 1936 … Alemania estaba dando vueltas. No puede avanzar hasta que regrese a condiciones económicas normales, pero teme que de hacerlo habrá colapso económico y agitación social.”
Ian Kershaw afirma que era el miedo a la agitación social, agudizada por la escasez de comida y la crítica situación económica en Alemania durante el otoño de 1935 – en gran parte el resultado de las políticas económicas del gobierno – que jugó un papel definitivo en la decisión de Hitler de invadir y reocupar la Renania (Rhineland) en marzo de 1936 antes que su país colapsara.
Analizando el plan de 4 años de Hitler, Roberts predijo que había solo dos opciones; o Hitler salía del poder o llevaba a Europa a la guerra para obtener las materias primas que necesitaba para construir armas y mantener a la gente empleada.
EL INTERVENCIONISMO LLEVA A LA GUERRA
- “Estamos sobre-populados y no podemos alimentarnos a nosotros mismos con nuestros propios recursos. La solución finalmente recae en extender el espacio para vivir de nuestra gente [lebensraum], eso es, en expandir las fuentes de nuestras materias primas y alimentos.” – ADOLF HITLER
CONCLUSIONES
- El “nunca jamás” no puede entenderse de forma simplista e incompleta, refiriéndose únicamente al genocidio y la persecución mientras se dejan fuera las premisas económicas y jurídicas que sirvieron de raíz para lo que aconteció después.
- El rechazo a los principios base del constitucionalismo, del Estado de derecho y la economía de mercado; desemboca inevitablemente en un régimen nocivo a los derechos y libertades naturales del ser humano, robándoles de su dignidad, independencia y, en demasiadas ocasiones, de su vida.
- El socialismo fascista es incompatible con la paz, la división internacional del trabajo y los derechos naturales del hombre; la libertad económica y el libre comercio internacional promueven la cooperación y la mutua creación de riqueza entre las naciones. Estas relaciones de mutuo beneficio son un fuerte incentivo en contra de la guerra y a favor de la paz.
Bibliografía
[1] Hayek, F. (1944). Las raíces socialistas del nazismo. En F. Hayek, Camino de Servidumbre. Chicago: University of Chicago Press.
[2] Rockwell, L. (2012). Hitler´s Economics. Mises Daily Articles.
[3] Barkai, A. (1990). Nazi Economics: Ideology, Theory, and Policy. New Haven: Yale University Press.
[4] Mussolini, B. (1928). My Autobiography. New York: Charles Scribner’s Sons.
[5] Roberts, S. (1937). The House that Hitler Built. Harper and Brothers.
[6] Mises, L. v. (1944). The Economic Policy of the Nazis. En L. v. Mises, Omnipotent Government: The Rise of Total State and Total War. New Haven: Yale University Press. Ver también: Gordon, D. (2009). Nazi Economic Policy. Mises Daily Articles.
[7] McMenamin, M. (1999). Nazi Economics. Reason.
[8] Ibídem.